domingo, 8 de mayo de 2016

Explicación de una profesora sobre el acoso escolar

Traducción hecha por mí  (y amablemente corregida por mi hermano, el traductor) de un post en Facebook  originalmente en inglés


Ayer estuvimos trabajando en una historia sobre un niño de 9 años que estaba siendo acosado en el colegio por usar una mochila de My Little Pony. El colegio respondió diciéndole a este niño pequeño que dejara su mochila en casa… una maniobra que parece castigar al niño y no a los acosadores. Bastante gente se quejó de que en los colegios muchas veces ignoran estos problemas o simplemente no saben cómo enfrentarlos. Entre los comentarios, me encontré con una historia de una profesora que le costaba encontrar una manera de enseñar a sus alumnos el daño que produce el acoso. Así que decidió usar manzanas para ilustrarlo:


<<Decidí pararme en la tienda esta mañana y comprar un par de manzanas. Durante nuestra asamblea por la mañana (en la que nos sentamos en círculo), le dije a mi clase que hoy íbamos a probar algo diferente y les enseñé mis dos manzanas y les pedí que me dijeran las diferencias y similitudes entre las dos manzanas. Las dos eran exactamente del mismo color y forma… una era un poco más clara y grande, pero ahí acababan las diferencias.

Después sujeté en alto la otra manzana que era sólo un poco menos roja y algo más pequeña y dije “¡Esta manzana parece asquerosa!” y la dejé caer al suelo. ¡Mis alumnos me miraron como si estuviera LOCA! A algunos se le escaparon unas risas nerviosas, pero la mayoría de ellos pensaron que había perdido la cabeza.

Después recogí la manzana y la pasé al alumno que estaba sentado a mi lado y le dije “¿no es estúpida esta manzana? Deberías decirle algo malo y tirarla al suelo. Y después, ¡pásasela a tu compañero para que le pueda decir algo malo también!”

Resumiendo, mis alumnos disfrutaron insultando y diciendo cosas malas a esta manzana y tirándola delante de ellos. “Odio tu piel”, “Eres de un color rojo muy feo”,“Tu palo no es muy largo”, “Probablemente estás llena de gusanos” y así seguían.

Así que para cuando esta pequeña manzana me llegó, todo el mundo había tenido la oportunidad de destrozarla. Después les enseñé las dos manzanas para que mis alumnos las vieran y les pedí que hicieran una lista de las diferencias y similitudes de las dos manzanas de nuevo. Volvieron a resurgir las mismas respuestas, no había ninguna diferencia. Incluso después de haber tirado la manzana una y otra vez, no se podía apreciar ningún daño a simple vista.

Después les pregunté a mis alumnos si querían un trozo de manzana. Por supuesto, había dicho COMIIIIDA, y todos mis alumnos levantaron la mano porque querían. Saqué una tabla de cortar, un cuchillo y corté la manzana intacta por la mitad. Todos mis alumnos se pusieron contentos al ver la manzana en perfecto estado.

Después corté la segunda manzana por la mitad y la separé. Estaba cubierta de partes marrones blandas y moratones por dentro donde la habíamos dejado caer. Cuando les enseñé esta manzana los niños dijeron cosas como “Ugh, no quiero comerme ESA manzana”, “Esa manzana parece asquerosa”.

En ese momento es cuando los miré y les dije “Pero, ¿no hemos contribuido todos a que la manzana terminara de esta manera? Lo hemos hecho nosotros, ¿por qué no deberíamos comérnosla?”. Todos se quedaron callados, y les dije “Mirad, esto es lo que le hacemos a otras personas cuando les decimos cosas malas y les hacemos daño. Cuando inventamos rumores o los llamamos feos, gordos o decimos que alguien no es lo suficientemente bueno o que no pueden ser nuestros amigos: los estamos dejando caer y provocándoles un moratón más… Un moratón que no se puede ver desde fuera, pero es MUY REAL, y que les hace mucho daño. No es algo que se va, los moratones sólo se hacen peores y más profundos…. ¡Así!” les dije mientras les mostraba la manzana destrozada. “Esto es lo que nos hacemos unos a otros. Nos dejamos caer”.

Nunca he visto que mis alumnos entendieran algo tan rápido>>.


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